Oye mamá: ¿en cash…?
Estos días de frío, compras y buenos deseos, le han descubierto que es afortunado al disfrutar de una calidad de vida que no todos tienen a su alcance. No hay supermercado en la ciudad sin una persona a la puerta pidiendo dinero o algo de comer. En estas, la generosidad del abuelo le provee de un billete de 10 euros que de inmediato pasa a mi guarda y custodia aunque será él quien decida cómo y en qué gastarlo. Lo mira y remira, hasta que…
«Oye mamá… ¿los pobres tienen cambio?»
Tienes un hijo que es un crack.